Pierre-Louis Ferrer nos brinda una nueva perspectiva de los paisajes rurales más bellos de Francia, gracias a sus imágenes infrarrojas. Mediante el uso de una técnica particular, que permite transformar imágenes en un universo de hechizo amarillo, retrata la región de Dordoña de una manera romántica y de hadas. ¿Su objetivo? Para mostrar con un toque de elegancia y misterio lo que parece ser invisible en el primer lado.
